View on GitHub

jmmut

Personal blog

Estás en tu casa con 3 o 4 invitados. Sabes quiénes son, pero no reconoces sus caras. Se ve que hoy no sabes distinguir si una cara tiene ojos, nariz y boca, o no los tiene. En fin, no es raro. Te dispones a hacer eso a lo que han venido a hacer, pero te das cuenta de que te falta el objeto principal y necesario para hacerlo, un rotulador, así que te diriges al otro lado de la habitación, donde está el dependiente de la tienda con unos cuantos lápices en el mostrador, y preguntas al amigo que te acompaña cuál le gusta más, aunque sabes que son todos iguales y su indecisión empieza a cansarte, así que vas adelantando el pastel de puré de patata con carne picada que estabas metiendo en el horno, con cuidado de no tocar el interior del horno porque estará muy caliente, a pesar de que tú no notas que haya aire caliente saliendo del horno ni notas la temperatura de la cocina ni la presión de tu peso en tus pies porque ahora no estás en esa situación en la que tus sentidos funcionan al completo, pero es normal y no te preocupa, así que sigues rellenando el papeleo antes de que los invitados se cansen de esperar mientras intentas recordar qué es lo que íbais a hacer, así que mirando alrededor ves que tu amigo ya ha escogido y comprado uno de los tenedores del mostrador y te das cuenta de que no funciona, así que habrá que hacerlo sin tenedores. El plan se está alargando demasiado así que te afanas en llegar a la puerta de la tienda en tres pasos largos y sales a la calle, que tiene la mitad izquierda superior de tu campo visual vacía, en blanco, lo cual es normal porque hay mucha luz, así que vas por la derecha por la única parte de la calle que tiene suelo y que no está en blanco. Das 4 o 5 pasos y notas que algo está cambiando. La calle se está inclinando hacia la dirección en la que andas, con lo que cada vez te cuesta menos dar un paso largo. Mejor, porque tienes prisa. De hecho, la calle tiene el suelo plano, pero cada vez gira más rápido hacia abajo y ahora ya casi está en vertical, y consigues recorrer 10 metros en cada paso, pues básicamente estás cayendo, pero aún hace falta poner el pie en el suelo de vez en cuando. Notas que puedes hacer un poco de fuerza para mantenerte más tiempo en el aire. Es difícil. No es trivial identificar dónde tienes que hacer fuerza. Es algo así como tensar la nuca, pero no acabas de pillarle el tranquillo. Si pudieras hacer esto siempre, ir a los sitios sería mucho más facil. Quizá con práctica podrías pasar por encima de los edificios sin tener que dar rodeos por donde haya calles, pero es muy difícil coger altura, y apenas puedes levitar a un palmo del suelo. Y además no puedes girar bien hacia los lados, y la gente puede enfadarse si chocas con ellos por querer ir levitando por la calle. Así que vas más cerca de los árboles que de la fachada. De hecho, agarrándote a los árboles puedes frenar fácilmente para no acabar en la carretera. No cojas demasiada velocidad, que los árboles son ásperos y te dañará las manos, aunque no las notes. ¿Por qué no ibas a notar tus propias manos? Bueno, ya ha pasado otras veces, sobre todo en sueños, donde a veces no sientes los brazos, como si fueran prótesis de plástico con las que no puedes hacer fuerza, así que seguramente estés soñando. En cualquier caso, aún tienes que llegar al colegio que hoy vas especialmente justo de tiempo. El hecho de que años después de terminar los estudios hayas decidido volver este curso, no te da derecho a abusar de la confianza de los profesores llegando tarde. Por fin llegas, y subes al tercer piso, solo para recordar que ese ya no se usa y que tendrías que ir al quinto. Aún no te has acostumbrado a los dos pisos nuevos que tiene el colegio. Ya llegas al aula y entras y te sientas en tu sitio, con la ventana a la derecha. Es extraño, no sueles tener la ventana a la derecha, sino a la izquierda. De hecho, parece que la pizarra la han movido al lado opuesto del aula, y también han girado todas las mesas, y nadie lo ha mencionado, y miras a la pizarra y está medio escrita, pero no sabes lo que pone, y te das cuenta de que estás en un sueño, así que intentas fijarte si el ambiente es diferente al de cuando estás despierto, y no se te ocurre que sea diferente en nada. Coges un bolígrafo y lo agitas. Es elástico pero rígido, lo típico, y das un par de golpecitos contra la mesa con él y hace el mismo sonido de siempre, sin doblarse, y no pesa nada. Esto no sirve, es indistinguible. Un compañero te pregunta por qué estás haciendo eso, y respondes que luego se lo explicas, que ahora estás en un sueño y antes de despertar quieres encontrar alguna manera de distinguir si estás soñando, para en el futuro darte cuenta antes, y mientras terminas la frase intentando volver a concentrarte para hacer más experimentos, te despiertas.